Burocracia juega con la vida de 15 niños con cáncer

El cáncer no espera, bajo esta premisa cientos de padres y madres han mantenido una lucha ante el Gobierno nacional, quien parece no reaccionar ante la muerte de infantes que luego de ser diagnosticados con alguna patología del cáncer mueren a causa de insumos, especialmente los que se necesitan para sus quimios. Hace poco más de un mes, la ministra de salud, Luisana Melo, firmó la salida de 16 niños con cáncer.
Entre tantas pérdidas, las salidas empezaban a verse. Christian Barreto, de cuatro años, diagnosticado con Leucemia Linfoblástica Aguda (Alto Riesgo) desde el 13 de abril de 2015 está lleno de esperanzas. Le dice a quien pueda que se va del país, que va a Italia para sanarse. Pero que el pequeño se embarque en un avión no depende solo de la firma de la Ministra, ni de la aprobación de las fundaciones que tienen los enlaces en el exterior; Christian debe seguir apostando a un milagro, porque según su padre Manuel, “no hay fecha todavía”. Ni para él, ni para los 15 niños, pues en la espera “eterna”, uno de los pequeños falleció.
Cronología de la espera
El pasado siete de junio, Manuel Barreto llevó hasta la ciudad de Caracas, en Fundavene (una institución gubernamental encargada de fortalecer, coordinar y brindar atención integral en materia de donación y trasplantes de órganos, tejidos y células, a toda la población venezolana) un listado de 16 niños.
No había pasado una semana cuando los teléfonos de los padres empezaron a sonar. Todos los pequeños habían sido aceptados por Italia, pero faltaba la firma de la Ministra, eso tardó tres semanas, pero se logró, inmediatamente aprobó Pdvsa. El logró había sido alcanzado, pensó el padre de Christian.
“No hemos salido todavía porque están saliendo los niños que estaban antes de nosotros”, esa es la única respuesta que tiene Manuel para aguantar las ansias de no saber cuándo saldrán. Y es que unos tres padres introdujeron sus papeles el año pasado, y ocho meses después van siendo aceptados para salir del país. No hay garantías.
Esos niños ya salieron, por lo que Manuel deduce que “debemos venir nosotros”, pero nadie le da fecha, el teléfono no suena.
“A mí me aseguraron en Pdvsa que el convenio estaba formado y el presupuesto para esto estaba... Ya hasta se están organizando que el niño que necesite trasplante prepare sus papeles para ir optando”, expresó confiado.
Sin garantías
Engorroso, así se ha vuelto “el punto final” del proceso. Para Kharell Chapman, madre de Ángel, diagnosticado con Leucemia Bifenotipica o también llamada, Leucemia de Línea Mixta Aguda (Lima) desde el pasado siete de mayo de 2015, las ilusiones de salir son la única luz que la mantiene activa y confiada.
Hace unas tres semanas la llamaron de Fundavene pidiéndole todos los estudios, desde que ingresó al hospital. Las personas que las atienden le alimentan la fe asegurándole que el proceso es lento, pero que ha de faltar poco, pero “no me han dado respuestas de fecha todavía”.
Ha hecho varias carpetas, guarda documentaciones, revisa las fotos tipo visa, partidas de nacimientos, llama casi todos los días, al igual que el papá de Christian, insisten porque ninguno quiere ver sufrir a sus chamos.
Kharell resaltó que en procesos solo le queda pendiente una entrevista en video conferencia, entre la fundación, el equipo médico de Italia, y su esposo donde explican su relación familiar y comportamiento del cada miembro de la familia. Está aferrada, y aunque su teléfono sí suena, “me llamaron de Caracas, del Ministerio de salud, de Pdvsa”, está desesperada por salir con su pequeño y curarle la enfermedad, que según explicó Manuel van en busca de un posible trasplante, pero es el comité médico quien decide los tratamientos que se dará y la ciudad de Italia dónde será.
La mamá de Ángel ha pedido sinceridad en el proceso, que les digan cuánto puede tardarse, y la respuesta siempre viene acompañada de un “antes y después”. “Ellos dicen que antes, en cinco días podían enviar un niño fuera por trasplante a Italia, pero como ahora todo es por Caracas, eso es lo que puede tardar el proceso”.
La espera que no tiene el cáncer es la única vía que le quedan a los quince padres, bajo la confianza de que en los próximos meses sus pequeños puedan ser tratados fuera del país, porque todo está aprobado, de eso también se aferran.