Aún no trasladan a niños yukpas desnutridos
Calvin y José, los niños yukpas de un año recluidos en el hospital Noriega Trigo desde hace tres semanas con desnutrición severa, siguen en las mismas condiciones, uno más recuperado que el otro, pero bajo un diagnóstico aún preocupante.
José, hijo de Menaida Romero, tiene mejor ingesta, come sólidos, sopita, arroz y compotas; mientras que Calvin apenas prueba bocado, su estado es más crítico; sin embargo, la especialista en el área de nutrición aseguró que son procesos lentos, sobre todo por el estado en que fue recibido.
A pesar de contar con la misma edad, José tiene mejor comportamiento motor, se sienta y gesticula con mayor facilidad, el otro pequeño no.
La ayuda colectiva es necesaria para estos niños. El esposo de Menaida es quien la visita cada cinco o seis días, cuando consigue dinero para el pasaje o logra la caridad de algún “alijuna” para el aventón a la ciudad. Igualmente, la presencia del hombre no aporta mucho, solo el apoyo a su mujer e hijo, porque llega con las manos vacías.
La opción más inmediata para ellos es lanzarse a las calles y avenidas a pedir limosnas para tratar de sufragar los gastos.
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En el cuarto contiguo a la habitación de los niños, en la cama B-5 se encuentra Sofía García, una bebé yukpa de dos meses, que aunque no presenta signos de desnutrición, su cuadro también es delicado.
Su madre Josefa Romero dijo que la pequeña fue ingresada con problemas respiratorios severos, pero la mantienen estable. Su petición al igual que sus paisanas es la colaboración para la alimentación de sus hijos: leche, medicinas como maxibol, henovic, bendamen, primperan, ácido fólico y soluciones fisiólogas al cinco por ciento. También necesitan productos para el aseo personal, ya que no cuentan ni con jabón para bañarse.
“Si pueden ayudarnos con ropita para ellos y para nosotras se lo agradeceríamos. No pedimos gran cosa solo para poder estar limpias”, dijo Josefa.
La organización En amor a nuestros hijos salió al frente para iniciar recolectas y ayudar a estas familias autóctonas del Zulia.
Mientras tanto, las madres un poco desorientadas, en cuanto a los protocolos que sigue el hospital para buscar mejores condiciones para sus hijos, esperan que sean trasladados a la Unidad de recuperación Nutricional del hospital Chiquinquirá.