Venezolana asesinada en Perú fue sepultada fuera de su patria; siguen buscando a los homicidas

José Gregorio Fernández llegó a Lima para reconocer el cadáver de su hija, Margely Katherine Fernández Ortega, de 28 años, asesinada el pasado martes 3 de diciembre debajo del puente Huánuco, en el distrito El Agustino, de la capital peruana, por dos sujetos que grabaron el crimen.
Fernández manifestó a la prensa de Perú que la pareja de su hija jamás llamó a la familia en Venezuela para informar sobre el asesinato.
Ese individuo (pareja de Margely) nunca nos llamó, evade las llamadas. Borró el Facebook, todo. Quiere decir que está involucrado en algo", apunta Fernández.
El compañero sentimental de la dama se trata de César Andrade, quien se desempeña como taxista. Sobre él recaen las sospechas del padre y la familia de la infortunada, refieren medios de comunicación del país inca.
El video muestra el momento en que Margely es interrogada por dos hombres, quienes le preguntan: "Habla amiga, ¿por qué estás aquí?". Ella les responde: "Porque creen que yo he 'pichado' a alguien". Eso ocurre antes de ser baleada cuatro veces en la cabeza y quedar sin vida. Uno de los sujetos calzaba sandalias blancas y se encontraba en un vehículo en el que huyeron, detalla el portal Latina.pe.
Fernández precisa que "pichar" significa delatar a alguien, revelar un secreto, "que ella sabía algo e iba a hablar, no querían que hablara, no sé en qué está metida". Añadió que su descendiente era muy reservada.
El asesinato lo grabaron los maleantes antes de huir de la escena del crimen, que además quedó registrado en cámaras de seguridad cercanas al sitio de los hechos, cámaras que son objeto de análisis por la policía peruana, que prosigue las investigaciones para dar con el paradero de los responsables.
De momento la policía maneja el móvil del ajuste de cuentas, se conoció en los medios peruanos.
Margely fue sepultada el fin de semana en el cementerio Santa Rosa, en El Callao, ciudad ubicada 30 minutos al oeste de Lima, detalló Latina.pe.
La dama era madre de cuatro niños y se ocupaba de cuidar a una niña en el sector Los Olivos, en Lima, donde tenía un año y tres meses.