El diario plural del Zulia

Volví a creer en Venezuela, por Werner Gutiérrez Ferrer

Abrilling Luzvelly Fernández Prieto es una joven de 21 años, estudiante del séptimo semestre de la carrera Ingeniería Agronómica en nuestra Facultad de Agronomía de la Universidad del Zulia, nacida y criada en el poblado de Arepeta, cerca de Guarero, municipio Guajira, del estado Zulia.

De origen humilde, Abrilling comparte sus estudios con las labores de su hogar, y la atención a un pequeño rebaño de ovinos, caprinos y vacunos, forma de sustento de su familia. Desde esa localidad, diariamente asiste a sus clases de manera regular, dando su mayor esfuerzo para convertirse, como es su sueño, “en una profesional de las ciencias del agro”.

He tenido el privilegio de conocerla desde su ingreso a nuestra casa de estudio, siendo testigo de sus progresos académicos. En frecuentes tertulias intercambiamos opiniones sobre la situación del sector agroalimentario nacional, me ha impresionado siempre su preocupación por la crisis en la cual está sumergido.

Este semestre tuve el placer de dictarle mi asignatura Manejo Integrado de Malezas, dentro de la cual realizamos la pasada semana una gira de campo durante tres días al estado Portuguesa para conocer el manejo de los cultivos de esa zona. Durante esta actividad, junto a sus compañeros de clases pudo ella percibir de manera directa la crítica situación de los productores quienes les describieron la escasez de agroinsumos y maquinaria agrícola, inseguridad rural y baja rentabilidad del sistema, a la que están sometidos.

Para un estudiante universitario, el asimilar este tipo de situaciones en lo que será su futuro mercado laboral, no es fácil. Se requiere de una profunda convicción, y fe en su país para continuar con ahínco y tesón el camino hasta la obtención de su título, y no desistir para buscar la posibilidad de emigrar a otros países.

Abrilling, al tercer día de nuestra gira, mientras contemplaba la cosecha mecanizada de la caña de azúcar, quizás sin medir el profundo significado que aquella expresión tendría para muchos, exclamó: “Volví a creer en Venezuela”.

En aquel momento, conseguí un especial significado a todo el esfuerzo hecho para darle a nuestros estudiantes la oportunidad de respirar, de vivir la hermosa y productiva experiencia que significa el estrechar la mano de nuestros agricultores y ganaderos, de escuchar sus relatos, de poder colocarle la frente al sol y los pies al barro, desde las horas del amanecer, sin sentir cansancio alguno, porque amamos con profunda pasión nuestros campos, porque creemos con infinita fe en esa nueva y prospera Venezuela agrícola, que un día no muy lejano, con estos comprometidos jóvenes, vamos a lograr construir. A ello apuesto mi diario esfuerzo. Gracias Abrilling, gracias muchachos, por darnos infinitas razones para seguir anunciando en Timotes, Calabozo, Turén, Machiques, El Pao, Tucutunemo, El Orza, Mesa de Guanipa, La Grita y Socopó, que ¡sí se puede!

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