El diario plural del Zulia

La membresía de la escasez

Con la emisión del “Carnet de la Patria” el Ejecutivo nacional se propone hacer más eficientes sus programas de atención social. La distribución de alimentos es, quizás, la más importante.

“Vengo a buscar el carné porque voy a tener beneficios, yo lo busco para alimentos, medicinas y atención médica”, confesó Luis Loreto, pero el tema alimentario es prioridad.

Un estudio de la firma Poder y Estrategia, realizado entre el 10 y 13 de enero pasado revela que la política social alimentaria del Gobierno apenas logró cubrir en 2016 con los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) a cerca del 30 % de la población, con exclusividad a un sector de los estratos D y E.

La cifra dista mucho del casi 70 % que en su momento, llegaron a atender Mercal y Pdval en 2008.

¿En los últimos meses ha perdido peso por la escasez de alimento?, resalta uno de los ítems del referido estudio. Siete de cada diez venezolanos, es decir, tres cuartas partes de la población venezolana manifiesta haber bajado de peso por la escasez de alimentos.

Aulio Arvelay retrata la desesperación. Con documento en mano, dijo: “Me preguntaron si pertenezco a alguna misión, dije que no. Yo lo que quiero es comprar en los CLAP más fácil”.

Esta tarjeta funciona con el código Quick Response (Repuesta Rápida, en castellano), que permite acceder inmediatamente a toda la información personal de quien la posea: nombre, apellido, lugar de residencia, y si participa o no en misiones o movimientos sociales del Gobierno. Así la describió
Nicolás Maduro, en una alocución.

Para Carlos Gonzales, abogado y director legal de la Comisión de Derechos Humanos del Zulia (Codhez), el Estado juega con el hambre de la población.

“El carné no va a garantizar nunca la comida. Si no la garantizó Mercal, si no la garantizaron los CLAP ni el sistema de distribución CASA, creado por el Estado, ¿qué hace creer que con ese  carné vas a conseguir tus alimentos?”.

Control de controles

agregadoLos CLAP nacieron para contrarrestar el tráfico de alimentos al mercado negro. “Son la gran vacuna contra los bachaqueros. Donde funcione un CLAP no hay bachaqueros por el camino”, auguró Maduro el 3 de abril de 2016, día del lanzamiento de estas estructuras.

“Se trata de una estrategia para construir nuevos sistemas de distribución que rompan los mecanismos
de los bachaqueros”.

Pero la existencia misma del carné, añade el vocero de Codhez, más bien revela las fallas del sistema: “Que tú establezcas una nueva medida de mayor control sobre algo que ya estabas controlando, lo único que deja ver es que hay una desorganización del Gobierno  alrededor de las políticas de Estado respecto a la distribución de alimentos”.

Gonzales opina que esta tarjeta sí puede emplearse como un instrumento de control, e incluso de extorsión contra los venezolanos que se sientan obligados a tenerla para poder alimentarse.

Y casi nadie escapa a la escasez: hay padres que dejan de comer para que sus hijos no pasen hambre, personas que dejan de trabajar para hacer colas por un paquete de harina o arroz.

“Es obvio que hay una forma exacerbada de manipular esta situación. Si existe toda esta maquinaria para emitir estos carné, ¿dónde está la supuesta nueva cédula que se había diseñado?, ¿qué pasó con la falta de material para cédulas y pasaportes? No hay material para esos documentos, ¿pero por qué sí hay dinero para que haya material para este carné? Porque con los alimentos es más fácil manipular
a una persona”.

A mimetizarse

Mauro Carrero, antropólogo y profesor de la Universidad del Zulia (LUZ), señala que el problema surge cuando la política social se partidiza y se emplea como arma de control político y social.

“Al partidizarse esa política pública, obliga al público general a mimetizarse, a hacerse pasar por simpatizante del partido del Gobierno porque es la única forma de tener acceso a las políticas sociales que deben ser para toda la población, sin distincines”.

En los sectores vulnerables también hay ciudadanos que simplemente no tienen interés en involucrarse en la política partidista, otra razón que para que los programas de ayuda social no se parcialicen.

“Y como recomendación al público en general: que todos se inscriban en el CLAP, que todos se
inscriban en la carnetización, que haya 35 millones de venezolanos inscritos a ver si es que ellos van a poder suplir las necesidades de toda la población. Verán que el problema no radica allí, sino en que se ha destruido el aparato productivo nacional con una clara y milimétrica visión política”, añade.

El Carnet de la Patria, por lo pronto, supone un freno a las proyecciones que hizo en junio de 2016 Freddy Bernal, coordinador nacional de los CLAP, en una entrevista concedida a Últimas
Noticias.

“Estamos viviendo un momento coyuntural. No asumimos que esta guerra económica va a ser permanente. No asumimos que el venezolano va a vivir eternamente de una bolsa de comida que le venda en el Estado. Nosotros proyectamos que quizás esta coyuntura se pudiera extender el resto del año, quizás. Pero no más de allí”.

 

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