Roban un mismo templo hasta cuatro veces al año

La delincuencia no respeta la fe. Las iglesias ubicadas en los cuatro puntos cardinales de Maracaibo y del estado Zulia han sido visitadas por el hampa en más de una ocasión durante el 2016 y en lo que va de 2017, algunos templos han sido violentados por los delincuentes en tres o cuatro oportunidades.
Párrocos, secretarias, feligreses y la señora de limpieza han sido despojados de sus teléfonos celulares. Los aires acondicionados, copones, custodia, pinos, baterías de los vehículos e implementos electrónicos han sido robados, esto ante un descuido por parte de los cuerpos de seguridad, como relatan varios curas entrevistados.
“No está a nuestro alcance patrullar por todas las zonas de la ciudad, lamentablemente no contamos con equipos para salir a cubrir nuestras rondas diarias y obviamente se genera una proliferación de los delitos, sobre todo los robos y hurtos. La ciudadanía no tiene confianza en nosotros, la capacidad de respuesta se perdió totalmente porque cada vez hay menos patrullas y oficiales”, admitió un funcionario policial, quien pre rió resguardarse en el anonimato.
Para el 2014, los templos eran custodiados al momento de oficiarse la eucaristía por agentes de la Policía Municipal de Maracaibo (Polimaracaibo), pero desde su intervención el patrullaje expiró. Para ese año no se perpetraron robos o hurtos en la comunidad eclesiástica.
“Todos los días, oficiales se paraban fuera del templo para evitar robos; así logramos cerrar el 2014 sin novedad alguna. Luego de la intervención se perdió eso y empezó a crecer la ola de robos y hurtos en las iglesia, sobre todo en la zona norte de Maracaibo”, recordó José Luis Alcalá, exdirector de Polimaracaibo.
Alarmas
En el Zulia existen ocho zonas pastorales, para sumar un total de 75 templos. En un conteo interno de los curas de la capital del estado cada iglesia es violentada al menos en cuatro oportunidades anualmente. A través de grupos de Whatsapp, los sacerdotes intercambian sus inquietudes sin cesar y a pesar de aplicar medidas para contrarrestar los embates delictivos no logran paliar la inseguridad.
Silverio Osorio, encargado de “El convento”, relató los minutos de angustia vividos en el templo, el 11 de enero del año en curso. “Ellos ingresaron, escucharon la misa, me pidieron los requisitos para casarse en la parroquia y cuando quedamos solos me amordazaron, junto a un feligrés, la secretaria y la señora de limpieza, me exigían la custodia de oro, pero no tenemos nada de valor, todo se lo robaron antes de mi llegada”, informó.
De igual forma ocurrió en la iglesia Fátima, ubicada en el sector 18 de Octubre, dos delincuentes sometieron y amordazaron al Fray Ríchard junto a la secretaria, el miércoles 08 de febrero, y les quitaron sus teléfonos celulares, además de ello los copones y la custodia del templo.
La iglesia El Rosario, ubicada en la urbanización Creole, según relataron vecinos, entre 2016 y lo que va del 2017 se cometieron unos siete atracos.
Objetos predilectos
Teléfonos celulares, equipos de oficina, aires acondicionados, cableado, instrumentos musicales, cornetas y micrófonos es lo más buscado por los delincuentes. Aunque la custodia, el santísimo, coronas y copones no escapan de las manos de los “amigos de lo ajeno”.
En la parroquia San Miguel Arcángel de Sabaneta, en el 2016 ingresaron a robar en cuatro oportunidades. “Se llevaron aires acondicionados, equipos de oficina, cableado eléctrico y del servicio de Cantv. Hemos aplicado una cantidad de medidas para evitar que sigan ocurriendo estas irregularidades; los vecinos también están al pendiente y notifican a la policía, pero los ladrones siguen actuando a sus anchas”, informó el padre Néstor Primera, encargado del templo.
Primera destacó que se vieron obligados a instalar cámaras de seguridad, cercado eléctrico e incluso colocar reflectores y aún así el hampa los mantiene azotados y en constante zozobra.
No denuncian
En 30 días la iglesia La Asunción, ubicada en la avenida 17 de Haticos por Abajo, se han cometido tres robos. Aunque existen sospechas de quienes pudieron cometer los robos, destacan que los funcionarios policiales no hacen nada y que solo ven pasarlos por la avenida a toda velocidad, pero sin realizar rondas en los alrededores de la barriada.
“Denunciamos ante el Cpbez y la PNB, pero ellos nos dijeron que no pueden hacer nada porque no cuentan con un testigos para determinar quién comete estos actos. Sospechamos que se trate de habitantes de las invasiones cercanas. Aquí solo vemos pasar a las patrullas por la avenida a exceso de velocidad, pero no ingresan a la zona”, destacó Ósbel Andarme, monaguillo.
Los sacerdotes entrevistados coincidieron en que denunciar no les arroja resultado alguno, puesto que el poco patrullaje y lo que ellos consideran “abandono policial” solo contribuye a la delincuencia.
“Denunciar no tiene sentido alguno, lo hemos hecho en otras oportunidades y no hay respuesta. Estamos resignados a la situación y aunque aplicamos medidas extras (sistema de cercado eléctrico y cámaras de seguridad) igual ingresan a robar. En diciembre hurtaron un aire acondicionado y dos baterías de carros”, recordó un sacerdote de un templo al norte de Maracaibo, quien pre rió resguardarse bajo el anonimato.
El miedo de actuar confesado por funcionarios policiales mantiene en jaque a todos los sacerdotes y templos que se resumen en otra víctima más.