El mundo se le viene encima a Donald Trump

Las reacciones en torno a la suspensión de ingreso de refugiados y veta temporánea de visas a ciudadanos de siete países, aprobada el pasado viernes por el presidente de EE. UU, Donald Trump, no se han hecho esperar.
El fiscal general de Washington presentó ayer una demanda contra el decreto por catalogarla de “ilegal” e “inconstitucional”. “Nadie está encima de la ley, ni siquiera el presidente. Y en una corte no es la voz más alta la que prevalece, sino la Constitución”, indicó el fiscal Bob Ferguson.
El recurso, el primero de su tipo, es contra Trump, el departamento de Seguridad Interna y otros altos funcionarios del gobierno, pide que las cláusulas clave de la orden ejecutiva sean declaradas ilegales e inconstitucionales. Argumentó que la prohibición de viaje, que ha llevado a una serie de protestas en todo el país y el extranjero, está separando y perjudicando familias, y “socavando el interés soberano de Washington, de seguir recibiendo inmigrantes y refugiados”.
Abandonar puestos
El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo que los diplomáticos estadounidenses que tienen objeciones a la nueva política de Washington deben seguir las instrucciones o dejar sus puestos. “¿Estos burócratas de carrera tienen problemas con esto? Pienso que deben seguir el programa o irse. Esto se re ere a la seguridad de Estados Unidos”, expresó.
El vocero interino del Departamento de Estado, Mark Toner, confirmó el lunes que un número aún no revelado de diplomáticos estadounidenses preparan una protesta contra el documento sobre inmigración.
Otras reacciones
A las voces de rechazo a la polémica decisión, se unió ayer el expresidente estadounidense Barack Obama, quien apoyó las protestas en todo el país y denunció la discriminación por razones religiosas, dijo su portavoz Kevin Lewis.
La canciller alemana, Ángela Merkel, denunció el carácter antimusulmán del decreto antiimigración. El ministerio iraquí de Relaciones Exteriores pidió a EE. UU. que revise el documento calificado de “erróneo”. Al mismo tiempo, los diputados iraquíes votaron una moción pidiendo al gobierno que aplicara la reciprocidad si Washington no daba marcha atrás.
El gobierno de Yemen dijo que la decisión de Trump alentaba el “extremismo”. El ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Marc Ayrault, pidió la anulación del decreto y denunció la Transnacionales situación de “inaceptable y muy penalizadora”.
El gobierno de Israel indicó que buscaba aclarar si la política afectaba a las decenas de miles de israelíes nacidos en los países nombrados por el decreto.
Durante la 28ª cumbre de la Unión Africana en Etiopía, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, criticó el cierre de numerosas fronteras. El Alto Comisionado de Acnur, el jordano Zeid Ra’ad al Hussein, denunció por su parte un decreto contrario a los derechos humanos.
La Organización de la Cooperación Islámica, que reúne 57 países, denunció un decreto que refuerza el “extremismo” y el “terrorismo”. Por su parte, la Comisión Europea velará para que ninguno de sus ciudadanos sufra discriminación.
A estas reacciones se agregaron las del primer ministro, Xavier Bettel, y el ministro italiano de Relaciones Exteriores, Angelino Alfano. Además de la de Sudán, Irán, la Liga Árabe, Canadá, Indonesia, Francia, Reino Unido, Bélgica, Suecia, Holanda, República Checa, Polonia y Suiza.
Asimismo, la Asociación del Transporte Aéreo Internacional demandó ayer a la administración estadounidense, que aclare rápidamente sus medidas antiinmigración, para poner fin a la “confusión” provocada a las compañías aéreas y a los viajeros. “El decreto fue firmado sin coordinación ni advertencia previas, lo que ha causado confusión tanto entre las compañías aéreas como entre los viajeros”. Las compañías deben verificar los pasaportes y visados de sus pasajeros antes de la partida, bajo pena de ser multadas o el regreso a su cargo de pasajeros indeseables. La dificultad se plantea con quienes tienen más de una nacionalidad.