La carnetización de la miseria, por Manuel Ocando

Es un hecho comprobado a través de la historia, que la comida ha sido una de las herramientas más e caces de sumisión y esclavitud. Las lecciones de la historia han demostrado que los regímenes dictatoriales, ya sean socialistas, comunistas o marxistas no vacilaron en manipular con los alimentos como un arma contra su propio pueblo con el fin de afianzarse en el poder e imponer un control autocrático absoluto. Ha sido una medida salvaje y cruel, tal como lo expresó en su oportunidad el brutal e impío Stalin cuando escribió: "si quieres controlar al pueblo, controla lo que come". Constituye uno de los métodos más siniestros de sometimiento que tiene que ver con el control de quién come y quién no.
En Venezuela, las imágenes de las extensas colas para comprar comida se han transformado en una nota cotidiana que refleja la escasez de alimentos que sufre el país, pero al gobierno actual no se le ocurre otra idea sino carnetizar al pueblo, sometiendo así a los venezolanos a la vergüenza de tener que poseer un carnet para obtener una bolsa de comida lo cual, indudablemente, pretende crear una relación de sujeción y dependencia con el pueblo originando de esta manera una mayor discriminación.
La carnetización, a través de la entrega del Carnet de la Patria, promovida por el gobierno de Nicolás Maduro, es un nuevo intento de dominar por el estómago a la población. Es una nueva forma de apartheid político-social; constituyendo un perverso instrumento de control a nuestra población, utilizando el hambre de los más necesitados como herramienta de domesticación social y política.
El Carnet de la Patria representa un instrumento segregacionista, debido a que establece una terrible desigualdad en la ciudadanía en relación al uso de políticas de beneficios sociales y económicos por parte del Gobierno, condicionando el uso de estos derechos, a tener que pertenecer una militancia política específica, en este caso a ser militante del PSUV.
Carnetizar al pueblo para otorgarle beneficios sociales es un acto indigno, inmerecido e ignominioso que se vale de la intimidación, el chantaje y la coacción para estigmatizar a los habitantes del país, principalmente a los sectores más desposeídos de la población, con la condición vergonzosa de que si no le otorgan el respaldo político y electoral al Gobierno, perderían sus beneficios.
El pueblo venezolano debe tener claro que una cosa es el hambre y la miseria que nos ha impuesto el Gobierno y otra cosa es la dignidad que debemos tener los ciudadanos en reconocer quién es el que nos ha llevado a esta triste situación de infortunio y tribulación, por lo tanto no podemos premiarlo y mucho menos dejarnos engañar. Es por esta razón que debemos dignamente rechazar en la forma más categórica el tristemente célebre instrumento que nos certifica como ciudadanos miserables y que han dado en llamar como “el carnet de la miseria”.
Tenemos la difícil tarea como ciudadanos venezolanos, con firmeza y convicción, de producir un cambio político a través de los mecanismos contemplados en nuestra Constitución, y proceder a la posterior formación de un gobierno que promueva el desarrollo, bienestar y progreso de todos los venezolanos.