El diario plural del Zulia

¿Por qué Fabricio?, por Francisco Arias Cárdenas

Millones de personas en todo el mundo y en cada época han entregado su vida a la búsqueda de la justicia, de la paz y de la libertad, hermanadas e interdependientes; la humanidad tiene la obligación de reconocer ese sacrificio, promover su ejemplo ético y honrar su memoria. Es un deber que además, permite iluminar episodios y procesos a cuya luz entendemos mejor nuestro presente.

De allí que el traslado de los restos de Fabricio Ojeda al Panteón Nacional constituya una reivindicación pedagógica, el saldo de una deuda pendiente de la historiografía venezolana, de la enseñanza escolar tradicional, en la cual los héroes y patriotas parecían haber desaparecido a partir de 1830.

La historia contemporánea de Venezuela tiene en Fabricio Ojeda —periodista, líder político y guerrillero asesinado en prisión (1966) por las fuerzas de seguridad del gobierno de Rómulo Betancourt— una - gura heroica, no porque tomara la vía de las armas para luchar por su ideal de patria, sino por su autenticidad, desprendimiento del poder, entrega absoluta y lealtad al compromiso con una Venezuela soberana, de justicia social, de progreso y bienestar para las mayorías y no solo para unos pocos privilegiados, tal como él mismo expresa en su carta de renuncia a la diputación al Congreso, legítimamente ganada.

Ni su liderazgo como jefe de la Junta Patriótica que propició la caída del dictador Pérez Jiménez, ni su prestigio como reportero sedujeron a su ego; se opuso al Pacto de Punto Fijo —cuando habría sido más cómodo y provechoso participar en él— porque el mismo traicionaba a los intereses de la patria, y dimitió como diputado para tomar la vía dolorosa de las armas, por considerar que era la única forma, en ese momento, de enderezar el rumbo de Venezuela hacia una nación digna.

Lealtad a los derechos del pueblo, a la justicia social, compromiso con el estudio, con el trabajo y con el futuro, son un ejemplo a seguir por todos los que nos empeñamos en la construcción de un mundo de justicia y fraternidad. Fabricio se merece los honores.

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