El diario plural del Zulia

Las Navidades no tendrán el mismo sabor de antes

Con la cuchara de madera y un pañuelo en la cabeza revuelve la lechosa en la olla con agua y azúcar, mientras esta se cristaliza, y emite en su olor la mezcla del fruto y los clavitos, característico de un soleado 22 de diciembre, día en el que con entusiasmo Marina Vera prepara el dulce navideño para el entremés de la cena del 24.

—Ponche crema, para ofrecerle a la visita que llega en diciembre dulcito de lechosa y manjar blanco, tenéis pa’ elegir, y si queréis seco, una tortica negra— solía decir con un orgullo jocoso a la pequeña Amanda, su sobrina, mientras preparaba algunos de los platos o bebidas tradicionales que nombra.

Con una mueca en sus labios, recuerda el pasaje mientras averigua el precio de la lista de los ingredientes para realizar los dulces típicos. En la familia, la llaman “la dulcera”, pues en cada ocasión es ella quien se encarga de preparar los platos azucarados que le aguan la boca a los tíos y sobrinos.

Olores y sabores se distan de sus sentidos y se convence de que las Navidades 2016 serán insípidas. Decepcionada, observa las etiquetas de los precios en un recorrido que como de costumbre realiza todos los años por los mercados.

El cartón de huevos va de Bs. 5.000 cinco a 6.000, la lata de leche condensada oscila entre Bs. 2.500 y 2.900. El ron cacique negro, su preferido para el ponche crema, en el supermercado vale entre Bs. 12.500 y Bs. 13.000. Las nueces no las consigue, y el saquito ofrecido en un supermercado de la calle 72, escuchó de su hermana, cuesta alrededor de Bs. 3.000; la lata de leche entera en Bs. 8.000 y el frasco de vainilla mediano en Bs. 2500.

—El limón es lo que más barato me sale— dice irónicamente. Saca cuenta y para elaborar un litro de la tradicional bebida gasta 17.500 bolívares. Al ver la cifra de la calculadora siente frío en la sangre y respira hondo.

—No beberemos ponche este año— susurra.

Procede a averiguar el costo de la lista de los ingredientes del dulce de lechosa. En 550 la vio en una verdulería de la Circunvalación 2, el paquete de papelón en 1.500 y el kilo de azúcar en 3.500 bolívares bachaqueado o importado. Este último rubro es el más preocupante para ella, pues no tiene el tiempo o la voluntad de hacer una cola para comprarla en 380 bolívares, su costo regulado.

—No puede ser que el azúcar haya llegado a ese precio— le dice al vendedor.

Y viene a más. Usted sabe que todo es importado y si aumenta el dólar, aumenta todo— le responde indiferente, sin mirarla.

La zafra azucarera en Venezuela inicia a mediados de diciembre, sin embargo, los agricultores avecinan una baja en la producción a niveles de hace 40 años, que supera 58 %.

“En el mejor de los casos, lograremos cosechar tres millones de toneladas de caña de azúcar aproximadamente, lo que significa un déficit en el mercado interno de 82 %, es decir que tendremos que importar lo que queda del 2016 y el año que viene, ese porcentaje del rubro para satisfacer la demanda. Sabemos que el Gobierno no da las divisas para importar el azúcar, por lo que el déficit será mayor en los próximos meses a pesar de que estemos iniciando la zafra”, manifiesta Werner Gutiérrez, decano de la Facultad de Agronomía de LUZ.

Mientras tanto, los cañicultores piden al Gobierno ajustar el precio del kilo de azúcar a 1.530 bolívares para cubrir los costos de producción, que se incrementan con el alza del dólar.

Marina ni siquiera averigua el costo de la lista de los ingredientes para elaborar la torta negra. Le llegó al chat una foto de un kilo de harina leudante importada en Bs. 6.000. El frasco pequeño de margarina vale 1.700 y el polo de mantequilla cuesta 3.500.

Hace 15 días estaba en mil y pico, y mira todo lo que ha aumentado– exclama.

Pasa frente a una casa donde venden dulces caseros, y pregunta precios.

—El dulce de lechosa de 600 gramos cuesta 1.800, igual el arroz con leche; ponche crema ya no hacemos. La torta negra solo se hace por encargo, y le aseguro que sale algo cara. La harina esta imposible de encontrar. El manjar blanco en la bandeja mediana es lo que le sale más caro de todo: 3.500 bolívares– le dice Juan Carlos, hijo de la señora que realiza los dulces.

Se queda callada por unos segundos y expresa que los tiempos ya no son los mismos.

Nada más le digo que el año pasado el manjar costaba 350 bolívares, ahora está a diez veces más el precio. —Algunos los siguen comprando, señora. Esos somos nosotros, los pobres– le dice con risas el muchacho.

Sin despedirse continúa el trayecto y llega a casa con los materiales del dulce de lechosa, lo más económico que consideró para no dejar pasar la tradición. La ven llegar con pocas bolsas y nada de dinero en el bolsillo.

—Si no hay dinero pa’ las hallacas, menos pa’ los dulces, tía–, le dice Enrique a modo de consuelo, mientras la ayuda con las bolsas.

Este año revuelve la mezcla del dulce con amargura, según ella, el ingrediente permanente que le deja la crisis a las Navidades venezolanas.

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