El diario plural del Zulia

Acribillan a “Chicho Meleán” mientras cambiaba un caucho

A Irwin Francisco Meleán Ortega, alias “Chicho Meleán”, de 53 años, lo acribillaron con cinco balazos en la cara y uno en el brazo, ayer, a las 8:30 de la mañana en la Circunvalación 3, sector Raúl Leoni.

El infortunado regresaba de repartir unos quesos cuando se le accidentó la camioneta en la que se trasladaba, una Silverado 350, color negro, placa A11AI6A.

Meleán estaba en compañía de uno de sus hijos, Irwin José Meleán, de 19 años, quien recibió un tiro en la pierna izquierda y, de uno de los trabajadores de su parcela, de rasgos indígenas, identificado como Mario Pucharina, de 56 años, quien recibió un tiro en el brazo izquierdo.

El cuerpo quedó boca arriba, a unos tres metros de la parte frontal de la camioneta; a un costado de ella estaba irado un par de cotizas, el caucho que había cambiado y una llave de cruz.

Vestía una franela azul, jeans y unas gomas azules desteñidas. Era un hombre blanco y fornido, de cabello canoso. Funcionarios del Cuerpo de la Policía Bolivariana del Estado Zulia se acercaron al lugar de los hechos, reportaron el caso a los detectives del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) para que realizaran el levantamiento del cuerpo y las experticias.

La policía llamó a una ambulancia para que prestaran los primeros auxilios a los heridos y a estos los trasladaron de emergencia al Hospital Universitario de Maracaibo. Antes de irse, facilitaron una tela celeste para cubrir el cuerpo ensangrentado de Meleán, la cual sostuvieron con piedras para que no se alzara a causa del viento.

Pistoleros en moto

Dos sujetos que se transportaban en una moto color negro se acercaron a la zona, el parrillero se bajó y, mirando a la cara a “Chicho Meleán”, lo tiroteó. Cinco balazos perforaron su cara y uno el brazo.

Se dedicaba al comercio

Al momento del suceso regresaba de repartir quesos, Meleán vivía en el barrio Libertador, cerca del lugar de los hechos y era primo del difunto agropecuario “Antonito Meleán”.

Poco a poco se acercaron los dolientes. Primero llegaron dos hijos y la esposa. Las lágrimas ya corrían por sus rostros. La hija no cesaba de decir “Dios mío, por qué, si nosotros somos humildes, pero trabajadores”, mientras lloraba desconsoladamente.

La esposa del infortunado, tirada encima del cuerpo, le preguntaba qué le diría ahora a la bebé (su última hija quien tiene tres años) también expresó, entre gritos de dolor: “A él no le gustaba salir conmigo porque yo le decía viejo, ten cuidado, viejo, pila una moto, mira para los lados”.

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