El artificio de adelantar la Navidad, por Manuel Ocando

Con gran indignación y desagrado el pueblo de Venezuela reaccionó al darse cuenta del decreto de Navidad adelantado por parte del presidente Nicolás Maduro el primero de noviembre. Los venezolanos nos preguntamos qué país azotado por una descomunal crisis económica, política y social puede adelantar la Navidad. Cuáles pueden ser los motivos para anticipar la celebración. Cuando el país ha pasado de aquella Venezuela opulenta y animosa en los diciembres a una entristecida y abrumada, por la presencia de tantas carencias y problemas, donde naturalmente se proyecta la situación de estrechez económica que ha causado tanto estragos en los hogares venezolanos.
Es obvio que esta decisión del gobierno de adelantar la Navidad es una artimaña política diseñada exclusivamente para reducir el clima de tirantez y tensión que predomina el país en estos momentos generado por las siniestras y retorcidas decisiones recientes. El régimen necesita contrarrestar toda la ola de protestas organizadas por la oposición y generar un falso ambiente de festividad y celebración luego de tomar la decisión que implica un alto costo político como lo fue la suspensión del referendo revocatorio. Igualmente recurre al dialogo como elemento de compra de tiempo sin ningún ánimo de negociar, distrayendo así la atención de los venezolanos de la grave situación política por la que estamos atravesando.
De acuerdo a proyecciones de varios economistas del país, Venezuela cerrará 2016 con el peor desempeño del mundo y unos índices económicos inéditos en la historia del país lo cual indica que no existe ningún género de duda que esta será una Navidad marcada por la crisis. Vamos a tener una contracción que se calcula en 11 %, con una inflación cercana a 500 %, una caída de 45 % en las importaciones, una contracción de casi 12 % en el consumo privado. Es decir, por cualquier indicador que se mida el desempeño de nuestra economía obtendremos una situación indiscutible de precariedad. Estas cifras son inéditas en la historia de Venezuela y reflejan una profunda crisis que puede ser caracterizada como una depresión de las peores que se han vivido en América Latina. El reciente incremento del salario decretado por régimen aunado al adelanto de la Navidad traerá consecuentemente inflación, encarecimiento del dólar paralelo y acentuará el desabastecimiento y la escasez.
Es preciso enfatizar que el drama que vivimos en lo social y en lo económico no se resolverá hasta tanto no se solucione lo político, en la medida que no se de ese cambio la crisis se seguirá profundizando a niveles indecibles.
La Navidad es una linda y milenaria celebración cristiana, que no se declara por decreto, ni se adelanta ni se atrasa. En tiempos de convivencia y bienestar se celebra con júbilo y alegría, y en momentos de desventura, se vive con regocijo y esperanza de un futuro mejor. Usarla para encubrir la situación desastrosa en que se encuentra el país, generada por la manifiesta incapacidad de un régimen que ha arruinado y empobrecido al venezolano, evidencia una impertinente burla e incuestionable irreverencia para quienes la esta de la Navidad representa una singular y bonita celebración.