Se entrega homicida de la Polimaracaibo

Transcurrieron más de 24 horas para que uno de los homicidas de Lisbeth del Carmen Parra Muñoz, funcionaria administrativa de Polimaracaibo, asesinada en horas de la mañana del pasado viernes en un puesto de comida rápida en San Francisco, se entregara.
Derwin de Jesús Godoy Salas, alias “El Coco”, de 29 años, se presentó ante el Ministerio Público junto a sus abogados, ayer en horas de la tarde. El delincuente en compañía de otro hombre le disparó a la uniformada en la boca al intentar prevenir que asaltaran a su hijo mayor, quien recibió un balazo en el pecho.
Un cerco policial se desplegó en San Francisco y los municipios aledaños para dar con el paradero de los criminales. Funcionarios de Polimaracaibo y del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) se encontraban desplegados para atraparlos. Solo falta aprehender al otro involucrado en el crimen.
Godoy estuvo recluido en el Centro de Arrestos Preventivos “El Marite” en el 2013 por el delito de robo. Luego de su entrega ante el MP lo trasladaron al Cicpc, donde rindió declaraciones.
Recuento de un crimen
Recuento de un crimen hijos, Anyelo Urdaneta, de 20 años, y la pequeña de ocho, en la tostada Sabor Cristiano desayunando aproximadamente a las 6:30 a. m., del viernes, cuando dos sujetos en moto llegaron al establecimiento y le exigieron sus pertenencias.
Anyelo se negó a entregar sus cosas y se generó un forcejeo, la angustiada madre con el único propósito de defender a sus descendientes se abalanzó sobre los maleantes y recibió un disparo en la boca que la dejó sin vida casi instantáneamente, luego le dispararon a Anyelo en el pecho, aún con la herida tomó en sus brazos a su progenitora y con ayuda de vecinos llegaron al ambulatorio de El Silencio, donde los atendieron a ambos.
Los galenos certificaron el deceso de la mujer y remitieron al joven al Hospital General del Sur (HGS) donde se recupera, pues el impacto perforó su pulmón. El vástago de la mujer desconoce que falleció.
A Lisbeth la despidieron con el amor de sus amores, su uniforme de oficial de la municipal. Su féretro reposaba en medio de la humilde vivienda que habitaba con su familia. Allí familiares, amigos y allegados se negaban a aceptar lo sucedido.
Un currículo intachable describieron sus 14 años de trayectoria. “Ella siempre dijo que deseaba ser policía, se graduó de bachiller y empezó su carrera como funcionaria. A mi hija la quería todo el mundo”, destacó el progenitor de la víctima a lo que acotó: “Si hubiesen venido la noche del viernes al velorio se dan cuenta que nadie cabía en la casa para darle el último adiós”.
A la pareja sentimental de Lisbeth, José Vargas, lo consolaban, tenía junto a ella cuatro años, comentó: “La niña nos dijo que presintió que los estaban siguiendo y se lo dijo a su madre”. El sepelio se efectuó en horas del mediodía en el cementerio Jardines La Chinita