EDITORIAL: Nuestra candidata es Maracaibo

Maracaibo posee una identidad singular que la distingue de otras metrópolis venezolanas: no es solo una ciudad, sino una ciudad-Estado en potencia, al igual que el Zulia tiene el potencial de ser una región comparable con un país.
Comprender y asimilar esta realidad es el primer paso para que zulianos y maracaiberos asuman roles más protagónicos en la conducción política y civil de nuestra región.
La historia de Maracaibo es un testimonio de su constante vanguardia.
Desde Versión Final, invitamos a revisar los hitos que la definen: sus logros culturales, educativos, sanitarios, económicos y comerciales, así como la solidez de sus estructuras financieras.
Fue una metrópoli conectada directamente con el mundo, no solo a través de su aeropuerto y lago, que recibían barcos petroleros y de comercio, sino también de cruceros y encuentros empresariales de talla mundial.
Y sí, ¡cruceros en Maracaibo! y también una zona industrial que llegó a emplear a más de 60 mil personas.
Recordemos que el Banco de Maracaibo, la primera entidad financiera nacional, nació en 1895, seguido por decenas de otras instituciones.
La Universidad del Zulia (LUZ), nuestra máxima casa de estudio, alcanzó un sitial de honor mundial gracias al talento de sus escuelas, facultades y autoridades. Sus egresados, especialmente en medicina, escriben hoy historia en diversos países, exportando conocimiento con el sello "Made in Maracaibo".
Por ello, en esta nueva jornada electoral del 27 de julio, queremos recordar a los ciudadanos que las oportunidades de nuestra tierra no pueden medirse por la cantidad de metros de calzada que un funcionario logre asfaltar.
Es hora de superar la mediocridad.
Cada municipio zuliano, y Maracaibo como la capital neurálgica del país, merece un plan de gobierno definido y bien diseñado, un proyecto que trascienda las pretensiones partidistas del ganador de turno.
Aunque la democracia se encuentre vulnerada, es imperativo continuar.
Una vía para lograrlo es la cohesión de toda la sociedad civil para defender los derechos de la región e impulsar políticas innovadoras que traigan algo de modernidad frente a tanto atraso.
Solo con la participación activa de la sociedad civil podremos empezar a recuperar esa maravillosa ciudad que fue Maracaibo: capital científica de Latinoamérica y, como se le conoció, capital del Caribe.
Los caudillos y partidos políticos que han intentado convertir Maracaibo en su parcela dinástica deben ser definitivamente excluidos.
Los dirigentes actuales que aspiran a liderar nuestra ciudad necesitarán una sociedad más comprometida en la política, en la toma de decisiones y en la contraloría social.
Esta es la única forma de combatir la imposición centralista, que además es ajena a nuestra idiosincrasia regional.
La invitación es para los ciudadanos que aman Maracaibo: a valorar y evaluar la política, y a poner la lupa sobre quienes solicitan su voto.
Es fundamental revisar el ADN político de los candidatos y participar activamente. Alejarse de la política solo deja a las regiones y a los países huérfanos de buenos ciudadanos.
Y en Maracaibo, afortunadamente, abundan hombres y mujeres de bien a quienes lamentablemente los políticos de las últimas tres décadas le colocaron un muro de contención, haciendo imposible que la grandeza de la ciudad de Udon Pérez, Baralt, de Rafael Urdaneta, de Borjas Romero, de Hernández Casas, de Pérez Amado y otros cientos de ciudadanos con talento, honestidad y apego al Zulia, retomara un mejor rumbo en las mentes mejor preparadas.
Apostamos a Maracaibo y ella es nuestra candidata.
Carlos Alaimo
Presidente Editor