Editorial | ¿Es urgente un nuevo modelo de gerencia pública?

En Latinoamérica —y Venezuela no escapa de ello— vivimos el avance de un fenómeno que afecta a muchas democracias del mundo: el populismo.
Desde Versión Final lo hemos definido como una “pornografía política”. Surge de una astucia distorsionada que busca conquistar espacios de poder a toda costa, sin importar los métodos ni las consecuencias.
Es un cáncer social que solo puede combatirse con una ciudadanía formada, crítica y consciente de que el populismo existe y debe enfrentarse con firmeza.
En medicina se dice que “el paciente comienza a sanar cuando acepta su enfermedad”. En política, la lógica es similar. La sociedad debe inmunizarse ante este mal que ha traído consigo corrupción, mediocridad y estancamiento, mientras el mundo avanza con una velocidad impresionante y nosotros seguimos anclados a políticas autoritarias, represivas y de control social que nos condenan a vivir en un túnel del tiempo.
Cuba representa el modelo más evidente de decadencia en la región: miseria, hambre y represión. Incluso quienes han intentado cambiar ese sistema han sido víctimas de violencia estatal.
Hoy, aunque no hemos llegado a ese extremo, proliferan en Latinoamérica versiones de populismo que producen consecuencias similares.
El zuliano ha sido históricamente vanguardista, solo basta revisar nuestra historia. Pero en las últimas tres décadas, nos alejamos de la política y permitimos que la ocuparan personajes carismáticos pero vacíos. Eso también es populismo. Los síntomas son más sutiles y peligrosos que los signos, y estos actores lo saben: infiltran el imaginario colectivo y, cuando despertamos, el daño ya está hecho.
La cura está en la ciudadanía, pero no se compra en farmacias. Se construye con educación y conciencia política.
Solo así podremos evaluar con criterio a quienes aspiran liderarnos, estableciendo estándares éticos sin pretender infalibilidad. La tragedia nacional tiene un epicentro en Zulia.
Basta recordar el Maracaibo pujante de antaño y compararlo con el presente. Hoy, el 40 % de los zulianos ha emigrado. Esa es la herencia del populismo que aún intenta mantenerse en el poder.
Música, discursos calculados y campañas llenas de recursos buscan seducir a un electorado desmemoriado. El populista olvida su gestión pasada y se presenta como redentor. Así actúa. Pretende perpetuarse, convirtiendo la democracia en un feudo: heredan el poder a sus esposas, hijos y nietos. Y no hablamos de Cuba, Nicaragua o Bolivia.
Hablamos de Zulia.
Nuestro estado está en una encrucijada, y necesitamos claridad para identificar no solo los síntomas sino los signos de esta enfermedad política, disfrazada de gestión pública, pero movida por intereses personales y la convicción de que “todo tiene un precio”. Por eso muchos creen que su fiesta debe continuar. Resultado: más del 90 % de la ciudadanía afirma no tener intención de votar en las próximas regionales.
Siempre decimos que el destino está en manos de Dios, y el 25 de mayo de 2025 no será la excepción. ¿Pero será siempre así?
No. Puede que otro ciclo electoral nos ofrezca señales de renovación, con liderazgos que asuman la política desde la gerencia y la administración moderna. Ciudadanos con preparación, visión y compromiso para diseñar políticas públicas que nos conecten con el siglo XXI.
Así fue Maracaibo y así fue el Zulia: líderes y pioneros. Hoy, necesitamos abrir espacio a personas con valores, ética y vocación de servicio. No vienen a servirse, sino a servir. Y esa es la esencia del nuevo modelo de gerencia pública que debemos recuperar.
La sencillez, el humanismo y el compromiso del actual alcalde encargado de Maracaibo son una señal de que Zulia aún guarda talentos dispuestos a protagonizar el cambio. La ciudadanía debe motivarlos a asumir ese rol transformador que tanto necesitamos.
Valoremos a quienes hoy actúan con honestidad y convoquemos a más ciudadanos con ese perfil para que regresen o se atrevan a liderar. Es hora de desafiar el “status quo”.
Entonces, ciudadano: ¿es urgente un nuevo modelo de gerencia pública?
La respuesta está en tus manos. El balón está en tu cancha. Y tú tienes el poder para erradicar este cáncer llamado populismo.
Carlos Alaimo
Presidente-Editor
Madrid, 10 de Mayo, 2025