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Alcatraz, la cárcel de máxima seguridad que Trump busca reconstruir para los “delincuentes más despiadados”

La prisión captó la imaginación del público como hogar de “lo peor de lo peor” hasta que se cerró en 1963, y con el tiempo terminó por convertirse en una popular atracción museística. La reapertura, escribió Trump, serviría “como símbolo de la ley, el orden y la justicia”

El presidente Donald Trump dijo el domingo que quería que los organismos federales encargados de hacer cumplir la ley trabajaran en la restauración de Alcatraz, que actualmente es un museo, para convertirla en una prisión de máxima seguridad en funcionamiento.

Al repetir una de sus constantes afirmaciones de que Estados Unidos se ha convertido en un lugar peligroso y sin ley, Trump escribió en las redes sociales que quería que Alcatraz, una isla de la bahía de San Francisco, se ampliara y reconstruyera “para albergar a los delincuentes más despiadados y violentos de Estados Unidos. Ya no seremos rehenes de delincuentes, rufianes y jueces que tienen miedo de hacer su trabajo y permitirnos expulsar a delincuentes que entraron ilegalmente en nuestro país”.

De acuerdo con The New York Times, no quedó claro en un principio cómo podría ponerse en práctica su planteamiento, dado que cualquier proyecto de este tipo sería extraordinariamente costoso y considerando que el gobierno ya tenía previsto recortar miles de millones de dólares del presupuesto del Departamento de Justicia.

Trump dijo que había dado instrucciones a la Oficina de Prisiones, al Departamento de Justicia y al Departamento de Seguridad Nacional para que trabajaran en su idea, junto con el FBI, una curiosa elección dado que este no desempeña ningún papel en el encarcelamiento de personas condenadas por delitos.

La reapertura de Alcatraz, escribió Trump, serviría “como símbolo de la ley, el orden y la justicia”. La prisión captó la imaginación del público como hogar de “lo peor de lo peor” hasta que se cerró en 1963, y con el tiempo terminó por convertirse en una popular atracción museística.

Además de albergar al gángster conocido como “Machine Gun Kelly” y a Al Capone —cuyas numerosas acusaciones penales Trump solía mencionar durante su campaña al describirse a sí mismo como víctima de una persecución injusta—, Alcatraz es famosa por la fuga de tres hombres en 1962.

Nunca fueron encontrados, y tampoco se supo si sobrevivieron a la travesía a nado desde la isla, ubicada a más de un kilómetro y medio de la costa, en aguas frías con fuertes corrientes. Actualmente Alcatraz es más conocida como una parada húmeda, gélida y nostálgica de los paquetes turísticos y las excursiones escolares.

En comparación, ningún preso se ha fugado de la actual prisión federal de súper máxima seguridad de Florence, Colorado.

En California, Scott Wiener, un senador estatal demócrata que representa a San Francisco, calificó la idea de Trump de “absurda a todas luces” y dijo que era el más reciente ejemplo de lo que, señaló, era el “persistente comportamiento desquiciado” del presidente.

Un portavoz del gobernador Gavin Newsom se rió cuando se le preguntó sobre la orden del presidente. “Parece que es el Día de la Distracción otra vez en Washington”, dijo Izzy Gardon, director de comunicaciones del gobernador.

Gardon señaló que habían pasado más de seis décadas desde que Alcatraz funcionó como prisión, y que volver a convertirla en una instalación para albergar reclusos llevaría muchos años y una importante inversión federal, en un momento en que el presidente ha dicho que quiere recortar gastos.

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