El diario plural del Zulia

Conmovedor momento en el Vaticano: una monja rompe el protocolo para despedirse de Francisco

Una religiosa se acercó a la Basílica de San Pedro para darle el último adiós al Santo Padre. Se trata de una servidora de la orden de las "Hermanitas de Jesús", y gran amiga de Jorge Mario Bergoglio. "La enfant terrible", como era conocida cariñosamente por el Papa, llevaba a audiencias generales a personas trans, homosexuales y marginadas

En un gesto que desbordó los protocolos vaticanos, sor Geneviève Jeanningros, una menuda monja de 81 años, se abrió paso entre cardenales y obispos para despedirse del papa Francisco en la Basílica de San Pedro.

La religiosa, amiga personal del pontífice y conocida por su labor con los sectores más marginados de Roma, se colocó en un lateral del féretro, mochila al hombro, y rezó en silencio durante varios minutos, sin que nadie osara interrumpirla.

La imagen, registrada por la transmisión en vivo de Vatican Media, captó la soledad y la emoción de la mujer a unos pasos del cuerpo del pontífice, en un momento de recogimiento que contrastó con la solemnidad del acto oficial.

Francisco, fallecido este lunes a los 88 años, fue trasladado desde la Casa Santa Marta hasta la Basílica vaticana en una procesión que culminó con la colocación del féretro frente a la tumba de San Pedro.

Allí permanecerá durante tres días para permitir que los fieles le den el último adiós al primer papa argentino, figura que cambió el rostro del papado con su cercanía a los excluidos.

Sor Geneviève, de la orden de las Hermanitas de Jesús, se convirtió en símbolo de esa pastoral de las periferias que tanto promovió el papa.

"La enfant terrible", como la apodaba cariñosamente Francisco, vivía en una caravana en un circo de Roma y desde hace más de medio siglo acompaña a mujeres transexuales y feriantes de Ostia, muchos de ellos inmigrantes latinoamericanos.

Cada miércoles, llevaba a audiencias generales a personas trans, homosexuales y marginadas, logrando que se sintieran vistas y acogidas por el Vaticano.

Acompañó al papa en momentos significativos, como aquella histórica visita al parque de atracciones de Ostia en julio de 2024, donde Francisco se encontró con los feriantes gracias a su mediación.

En su última aparición frente al féretro, sor Geneviève fue reconocida por la Guardia Suiza, que le permitió el acceso a la despedida reservada a autoridades eclesiásticas, sabiendo que era lo que el papa hubiese querido.

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