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Omar González, refugiado en Embajada argentina: “No nos vamos a entregar a Maduro”

El dirigente de Vente Venezuela está próximo a cumplir un año de encierro junto a otros cuatro opositores. González, quien padece una enfermedad crónica del corazón, relata las dificultades para conllevar la falta de servicios básicos y el asedio policial, aunque mantiene la esperanza de lograr el objetivo. Estamos convencidos de que esto terminará pronto. La tiranía de Maduro es insostenible. ¡Pronto seremos libres!", afirma

Omar González, jefe de organización del partido Vente Venezuela, está a punto de cumplir un año de asilo en la Embajada de Argentina en Caracas, tras recibir una orden de captura y el asedio de los organismos de seguridad del Estado.

Junto a él, cuatro militantes de su equipo siguen bajo el asedio de las autoridades venezolanas, viviendo condiciones extremas, sin servicios básicos como agua y electricidad, y sin contacto físico con el mundo exterior.

Desde su ingreso en la sede diplomática en marzo de 2024, el grupo de seis opositores, de los cuales solo cinco permanecen, enfrentan un sinfín de privaciones.

Según relata González al diario ABC de España, la falta de electricidad, agua, alimentos, y la constante amenaza de la policía marcan su día a día, que transcurre entre la penumbra, los cortes de energía y la vigilancia de francotiradores apostados en las cercanías.

Fernando Martínez Mottola, el sexto asilado, abandonó la embajada en diciembre bajo la mediación de la Embajada de Suiza, lo que generó sorpresa en el equipo.

“Fue una decisión personal que desconocía hasta que se produjo”, comentó González.

Las dificultades cotidianas no impiden que el grupo continúe con sus labores políticas. A pesar de estar aislados, los cinco miembros del equipo siguen trabajando en la organización del partido, redactando columnas de opinión, y participando en reuniones virtuales con la Plataforma Unitaria.

"Cumplimos con nuestras funciones con disciplina", relata González, quien cada día asume tareas de vigilancia, limpieza y coordinación dentro de la sede diplomática, en un contexto de creciente soledad y carencia.

"Nuestro día comienza a las 3:00 de la madrugada, con rondas de vigilancia, y finaliza a las 10:00 de la noche, tratando de dormir en un ambiente insostenible", explica.

González padece una enfermedad cardíaca crónica que regula la actividad eléctrica de ese órgano, y alerta que se le ha negado el acceso a los tratamientos necesarios.

La falta de contacto con familiares y amigos, sumada a la indiferencia de la comunidad internacional, ha hecho que el sentimiento de soledad se convierta en una carga difícil de sobrellevar.

A pesar de las adversidades, los asilados mantienen su esperanza. "A través de la solidaridad y la unidad, encontramos fuerza para seguir adelante", afirma el dirigente.

En su relato, resalta que cada gesto de apoyo, por mínimo que sea, se transforma en un acto de resistencia. “Estamos convencidos de que esto terminará pronto. La tiranía de Maduro es insostenible. ¡Pronto seremos libres!", concluye con determinación.

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