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InSight Crime: Así mostró su poder político el crimen organizado en América Latina

Un repaso por las demostraciones de poder en 2024 de grandes organizaciones criminales que atacaron a candidatos presidenciales, mancharon jornadas electorales y sometieron al propio estado, como el lamentable caso de Haití.

InSight Crime ha publicado un análisis que destaca cómo, en 2024, las organizaciones criminales han representado una amenaza creciente para la democracia en América Latina y el Caribe. Este fenómeno se ha manifestado a través de la influencia perniciosa sobre elecciones y situaciones políticas en múltiples países de la región.

En varios casos, grupos criminales han amenazado o incluso asesinado a candidatos y funcionarios electos, lo que afecta directamente el derecho ciudadano a elegir un gobierno legítimo.

La problemática se ha intensificado en contextos como el de Haití, donde las pandillas han suplantado al Estado como la autoridad dominante, forzando la renuncia del primer ministro y desafiando los intentos de restaurar la democracia. Asimismo, en México, las elecciones de junio de 2024 estuvieron marcadas por una campaña de violencia política sin precedentes, con múltiples ataques y asesinatos de políticos, evidenciando la capacidad de los criminales para incidir en el ámbito político.

La situación en Ecuador se tornó crítica tras el asesinato de un candidato presidencial a finales de 2023, vinculado a bandas criminales. Este nuevo contexto llevó al presidente Daniel Noboa a declarar un estado de “conflicto armado interno” para enfrentar el incremento de la delincuencia. Por su parte, en Guatemala, redes de corrupción intentaron bloquear la asunción del presidente electo, Bernardo Arévalo, utilizando tácticas legales y judiciales.

El impacto del crimen organizado en las democracias de la región no se limita a la violencia directa; también se manifiesta a través de procesos más sutiles.

La migración impulsada por el crimen ha alcanzado niveles récord, alimentando economías ilícitas en las rutas migratorias y generando preocupaciones en países como Estados Unidos, donde temas como el tráfico de fentanilo se volvieron cruciales en las campañas electorales.

En Chile y Argentina, las autoridades han tomado enfoques punitivos frente a un creciente temor hacia la delincuencia, planteando preocupaciones sobre posibles violaciones de derechos humanos. Por otro lado, en El Salvador, el presidente Nayib Bukele ha basado su reelección en políticas de mano dura que han aumentado las críticas sobre derechos humanos, a pesar de los supuestos éxitos contra las pandillas.

Investigaciones recientemente difundidas indican que la confianza en las instituciones democráticas se ha erosionado, permitiendo que el crimen organizado se afiance en la política. Según encuestas, el crimen ha sido identificado como el principal riesgo político en la región por segundo año consecutivo.

Sin embargo, a pesar de estos desafíos, la población se mantiene consciente de la situación, y hay ejemplos de comunidades que se agrupan para combatir el crimen organizado.

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