El diario plural del Zulia

Don Omar relata a detalle su batalla contra el cáncer: “Aprendí a ser empático”

El cantante se enfrentó a las reacciones de todos a su alrededor, incluso médicos: "su cara era de Wow, se va a morir; wow, Don Omar tiene cáncer”, relató. Aseguró que su tumor medía dos milímetros, estaba en el punto de cáncer etapa uno, casi convirtiéndose en cáncer etapa dos. "Ahora miro la vida como privilegiado. Eso me hizo ser un ser humano mejor”, expresó

El reggaetonero Don Omar ofreció una de sus primeras entrevistas luego del difícil trance que representó el cáncer en su vida. En el encuentro con People en español, confesó que en primera instancia “tenía mucha fiebre, mucho dolor de cuerpo y sentía que algo no estaba bien”, sin embargo, hizo caso omiso a sus síntomas.

Las alarmas seguían disparándose en su interior. “Comencé a tener hemorragia interna que se estaba reflejando en mi orina. Estuve alrededor de dos o tres semanas súper asustado”, cuenta sobre el sangrado que fue empeorando con los días. “Me comencé a auto-medicar”, admite. “Venía de hacer mucha actividad física, tengo un show de dos horas en tarima y llevan esfuerzo; se suda muchísimo. Pensaba que estaba deshidratado, lamentablemente no”.

Su diagnóstico de cáncer del riñón lo tomó por sorpresa. “Venía de celebrar la vida, de celebrar el triunfo, de celebrar los éxitos, de celebrar la música, y de momento me dijeron: Quizás te estás muriendo y no lo sabía”, recuerda.

Luego, el 2 de mayo, cuando se presentó en el Hard Rock Stadium se dio cuenta de que algo grave ocurría en su cuerpo. “Ese fue un día sumamente difícil”, admite. “La temperatura estaba como a 105 grados, tuve que hacer un show a las 12 del mediodía. Ese día mi cuerpo sintió un shutdown”, expuso.

Fue ahí cuando decidió buscar ayuda. Al llamar a su médico, le ordena que vaya urgentemente al hospital Orlando Health, donde lo esperaba un grupo de doctores. “Ya no me llamaba Don Omar, ya no me llamaba William, tenía nombre de Roberto Martínez porque ya el equipo sabía que algo no estaba bien dentro de mí”, recuerda sobre su llegada al centro médico, donde le hicieron estudios.

Los profesionales de la salud que lo cuidaron se mostraron muy preocupados por él. “Cada vez que uno de ellos se enteraba que era yo, su cara era de Wow, se va a morir; wow, Don Omar tiene cáncer”, relata.

Fue el 17 de junio cuando le contó al mundo lo que le ocurría: "Hoy sí, pero mañana no tendré cáncer. Las buenas intenciones son bien recibidas. Nos vemos pronto", escribió en Instagram junto a una foto portando el brazalete del hospital Orlando Health, dejando a muchos en shock.

"Hoy me levanté sin cáncer y agradecido. Gracias por sus buenos deseos, oraciones y miles de mensajes. Mi operación fue todo un éxito y ahora queda recuperarme", publicó el 18 de junio, tras someterse a una laparoscopia para extirparle el riñón izquierdo, donde tenía el tumor, un carcinoma en las células renales. “Lo que más agradezco hoy es estar vivo”, confiesa el cantante, quien estuvo unas tres horas en el salón de operaciones.

Destacó que esta crisis de salud solo ha fortalecido su fe. “Lo dejamos de ver clínico y lo comenzamos a ver como el acto de un milagro, que es lo que fue para mí”, reconoce. Y añade apuntando hacia el cielo: “Tomamos lo que estaba pasando como un aviso de emergencia, un aviso de alguien que me quiere muchísimo”.

¡Dios no es el único! La avalancha de amor que ha recibido de sus colegas y sus fanáticos ha sido abrumadora. “Mis compañeros se desbordaron en atenciones, se preocuparon, se ocuparon, llamaron, me escribieron, todos. Daddy Yankee, Wisin, Yandel, mi hermano Tego Calderón, David Bisbal, todo el mundo”, reconoce. Las palabras de aliento del copresentador de El gordo y la flaca Raúl de Molina, quien también es sobreviviente de cáncer de riñón, también fueron un bálsamo: “Él lo que me dijo fue Quédate tranquilo, ya todo pasó. Ya lo que queda es que te recuperes y seguir hacia adelante”.

Hoy vive con un solo riñón, pero lleno de agradecimiento. “Mi tumor medía dos milímetros, estaba en el punto de cáncer etapa uno, casi convirtiéndose en cáncer etapa dos. Lo que hubiese sucedido (si nada de esto pasaba) es que en un año mi tumor iba a crecer al tamaño de tres milímetros y después de tres milímetros es cáncer etapa tres y no hay vuelta atrás, no hay cura”, dice, sin arrepentirse de remover su riñón izquierdo como medida preventiva.

“Yo no quería terminar en quimioterapia. Hoy es uno de los días más difíciles porque hace dos días atrás perdí a uno de mis mejores amigos, de cáncer en el páncreas”, cuenta el intérprete de “Danza Kuduro”.

Si bien enfrentarse al cáncer viró su mundo al revés, esta no ha sido su batalla más dura. "El dolor de los procesos era nuevo, totalmente nuevo para mí. La carga mental era nueva para mí, pero yo batallé con demonios más grandes”, asevera.

“Un día me levanté y la realidad de que tenía cáncer me tocó. Nunca quise entablar una discusión con Dios, no quería preguntarle ¿Por qué a mí? Ah, ¿por qué a mí, yo que soy tan bueno? No", dice Don Omar. "Desde que a mí me dieron mi veredicto, desde ese momento, empecé a guardarme todo. Como la única que lo sabía era mi esposa, yo no quería que mi esposa se desplomara. Entonces yo sentía que tenía la responsabilidad de actuar fuerte, pero realmente por dentro me estaba muriendo del miedo”.

Ella le repetía "Todo va a estar bien" en los momentos más oscuros. “Sin mi esposa no lo hubiera logrado”, admite. Sus hijos también lo llenaron de fuerza. “Mis niños estaban muy preocupados por su papá. Mi niño Derek me envió un mensaje que decía que no existe momento para un hijo despedirse de su padre, y se lo dije, no nos vamos a despedir. Lo que hice fue por estar aquí más tiempo”.

Si bien sus médicos le recomendaron no trabajar por 90 días, “el terco de Don Omar”, como el mismo se define, decidió seguir adelante con su gira. Eso sí, prometió seguir su tratamiento al pie de la letra cuando termine sus conciertos. Agradece igualmente que no tiene que hacer quimioterapia o radiación.

"Ahora miro la vida como privilegiado. Eso me hizo ser un ser humano mejor”, afirma William Landrón, su nombre de pila, agregando que ahora puede disfrutar de un día en familia sin la necesidad de ser el centro de la atención. “Aprendí a ponerme en los zapatos de otra gente”, admite. “En este proceso, aprendí mucho. Aprendí a ser empático”.

Su comunión con el público en sus conciertos tendrá otro significado después de este renacer. “Siempre he tomado el tiempo en mis shows para dejarle saber a la gente lo bueno que ha sido Dios conmigo, lo bonito que han sido todos ellos conmigo. En esta oportunidad tengo algo distinto que contar: tengo una historia de un milagro que viví, que vi como todas las piezas se movieron, se acomodaron", dice. "Todo esto pasó tan rápido porque Dios así lo quiso, porque mis doctores fueron las herramientas que Dios utilizó”.

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