Hambre real Vs. hambre emocional: ¿Cómo distinguirlos?
Desde la infancia se relaciona lo que se consume con los sentimientos. Las emociones permiten a las personas adaptarse a las distintas situaciones de su entorno. Cuando las estrategias para manejarlas no son las más saludables, condicionan la conducta y pueden afectar los hábitos alimenticios
El hambre emocional no es lo mismo que la necesidad real de comer, pues esta aparece de manera repentina, como una sensación de ansiedad por comer, y luego genera culpa y frustración.
Aunque no se considera un trastorno en sí, resulta un tipo de alimentación desordenada que utiliza la comida para sentirse mejor ante la presencia de grandes emociones.
Cuando el hambre es real se siente en el estómago, es gradual y paciente, acepta cualquier tipo de comida, se deja de comer al estar saciado, y no hay culpabilidad. Sin embargo, cuando se come por ansiedad, es un hambre:
- - Repentina y urgente.
- - Suele dirigirse a un tipo específico de comida.
- - La persona sigue comiendo aún y cuando ya se siente saciado.
- - Al terminar de comer se siente culpa.
Estrategias para adoptar esta problemática
- Prestar atención a la sensación de hambre, saciedad y gusto
- Realizar actividades que ayuden a disminuir el estrés
- Hacer Ejercicio
- Establecer una rutina de sueño
En caso de presentarse una o más de las señales antes descritas, los expertos señalan que ese desorden alimenticio tiene un trasfondo psicológico o de comportamiento que debe ser analizado y tratado lo más pronto posible.