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Divulgar claves a viva voz se volvió costumbre en Venezuela

La práctica de revelar la clave de seguridad asociada a las tarjetas se ha vuelto tan común que, incluso, se ha normalizado en transacciones diarias, dejando a los usuarios vulnerables ante posibles intentos de fraude o robo

En Venezuela, la cotidianidad de proporcionar la cédula y la clave al realizar compras con tarjeta, desde artículos pequeños hasta bienes de mayor valor, plantea riesgos significativos.

La práctica de revelar la clave de seguridad asociada a las tarjetas se ha vuelto tan común que, incluso, se ha normalizado en transacciones diarias, dejando a los usuarios vulnerables ante posibles intentos de fraude o robo.

A pesar de la intención declarada de proteger el punto de venta, los vendedores justifican la solicitud del número de identificación personal (PIN) y la cédula de manera arriesgada, ya que esto se realiza de manera pública y sin cuestionamientos por parte de los clientes, recogió Banca y Negocios.

Esta costumbre arraigada tuvo su origen hace más de cinco años, cuando la escasez de dinero en efectivo llevó a un aumento en el uso de tarjetas, generando problemas técnicos frecuentes en los puntos de venta. La falta de repuestos y equipos para reparar o reemplazar los dispositivos afectó la capacidad de los comerciantes para realizar ventas, perjudicando tanto a los negocios como a los consumidores.

Con el tiempo, la situación condujo a una aceptación tácita del uso de divisas, especialmente el dólar estadounidense, como medio de pago. Aunque el gobierno inicialmente criticó el uso del dólar, la escasez de bolívares y los problemas continuos con los puntos de venta llevaron a una tolerancia hacia la circulación de divisas extranjeras.

El dólar se estableció como una referencia para fijar precios, incluso en transacciones cotidianas. A pesar de los problemas ocasionados por la falta de cambio en dólares, esta práctica salvó a muchos comercios de la quiebra. El gobierno implementó sistemas de pago móvil para abordar problemas con los vueltos y aumentar la "bolivarización" de las transacciones.

Sin embargo, el impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF), aplicado a cualquier producto pagado en divisa, ha llevado a que algunos opten por hacer públicas sus claves para evitar el recargo del 3%. La falta de conciencia sobre los riesgos de esta práctica plantea interrogantes sobre la responsabilidad en caso de posibles daños.

En resumen, la combinación de problemas en los puntos de venta, la aceptación del dólar, impuestos adicionales y la falta de efectivo ha llevado a una práctica arriesgada y generalizada de divulgar claves de tarjetas, creando una vulnerabilidad significativa para los usuarios en transacciones diarias.

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