La reina de las piñatas en Santiago es una maestra zuliana : ¡Conozca su historia!
Maiyllelin Párraga inició con su emprendimiento luego que una amiga le pidiera una piñata para su hija. No sabía, pero aprendió por Youtube. Hoy realiza cursos y talleres online y triunfa en el rubro
Esta es la historia de una educadora que construye con disciplina y sacrificio. Se llama Mayllelin Párraga. Nació en Maracaibo hace 37 años y migró en enero de 2018 a Santiago de Chile con su esposo y su hijo con entonces 5 años.
Se graduó como Licenciada en Educación en LUZ y laboró como maestra de básica en el Benedicto Peña, de El Gaitero. Por la crisis en Venezuela viajó por tierra 9 días hacia Chile, donde la recibió su hermana. Llegaron con 20 dólares.
a Mayllelin y a su familia les tocó dormir en un colchón en la sala por 3 meses y luego se mudaron a un departamento de dos habitaciones. Comenzó como vendedora de tienda con horarios extendidos y su esposo como vendedor en terreno. Así les tocó buscar quien cuidara a su hijo sin conocer a nadie de confianza.
Halló empleo en un colegio, en medio turno. Su emprendimiento inició con la hija de una amiga. Quería celebrarle el cumpleaños y no encontraba una piñata que le gustara. “Me pidió hacerla. Nunca había hecho una, pero decidí intentarlo. Busqué videos en YouTube. Con eso y mi habilidad para las manualidades, la hice y me gustó. Elaboré algunas para venderlas por Facebook”, recuerda.
En ese tiempo no había muchas personas que vendieran piñatas al estilo venezolano y decidió abrir una cuenta en Instagram. A las personas que la contactaban por el Marketplace de Facebook las enviaba allí para que vieran sus trabajos.
Poco a poco se perfeccionó y ya suma 3 años de experiencia. Logró pulir conocimientos y compartirlos. Hoy, sigue dando clases en el colegio y dicta talleres presenciales y online. “Me sirve de mucho ser educadora y tener pedagogía para enseñar a los demás”.
Lo más difícil lo vivió en pandemia. Perdió a su mamá en julio y a su papá en agosto. “Duré casi dos meses sin poder trabajar”, expresa. La ayuda y apoyo de su esposo fue fundamental. “Me gustaría tener una tienda donde pueda vender mis piñatas e insumos para elaborarlas y seguir dando clases”, proyecta.